Para las farmacéuticas, la pelea entre Trump y Harris es entre dos enemigos de la industria


En medio de una amarga y divisiva contienda, el ex presidente Donald Trump y la vicepresidenta Kamala Harris solo parecen coincidir en una cosa: es tarea del gobierno reducir los altos precios de los medicamentos en el país.

En 2022, Harris emitió el voto de desempate en el Senado para aprobar una ley que permite a Medicare negociar los precios de los medicamentos para sus más de 60 millones de beneficiarios. Antes, como fiscal general de California, fue una reguladora agresiva de la industria farmacéutica.

Como presidente, Trump probablemente mantendría las negociaciones de precios de Medicare a menos que la industria farmacéutica pudiera ofrecer algo más convincente. Según personas de su círculo, en su primer mandato propuso varias políticas destinadas a reducir los costos de los medicamentos recetados, pero tuvo un éxito limitado en su implementación.

La industria farmacéutica podría beneficiarse si Trump sigue sin poder avanzar con tales propuestas.

“Sus esfuerzos fueron en gran parte fragmentados y enfrentaron resistencia tanto de la industria como de los legisladores”, dijo Sergio José Gutiérrez, estratega político que ha trabajado principalmente con demócratas. “La falta de una estrategia consolidada y la capacidad limitada para implementar cambios significativos hizo que su enfoque fuera menos efectivo en comparación con lo que una administración Harris-Walz podría ofrecer”.

Legisladores de ambos partidos atacan cada vez más a la industria, por los precios de los medicamentos que la mayoría de los estadounidenses consideran irrazonables, según encuestas de KFF. El resultado de la elección podría ser crucial para la suerte de las farmacéuticas.

La situación actual de la industria contrasta fuertemente con años anteriores, cuando gozaban de una reputación de ser casi intocables. Durante más de una década, rechazaron propuestas para permitir que Medicare negociara precios más bajos de medicamentos antes de perder la batalla hace dos años.

El cambio en su posición política se refleja en las contribuciones de las compañías farmacéuticas a los candidatos. Una industria que en los años 90 y principios de los 2000 daba tres o cuatro veces más a los candidatos republicanos que a los demócratas, ahora está repartiendo de forma distinta sus apuestas. Hasta ahora, en el ciclo de 2024, las compañías farmacéuticas han dado $4,89 millones a los demócratas y $4,35 millones a los republicanos, según OpenSecrets, un grupo de investigación no partidista.

Harris ha recibido $518.571 de la industria, y Trump $204.748.

En la Convención Nacional Demócrata en Chicago, Harris y otros promocionaron sus antecedentes en la reducción de los precios de los medicamentos. Los partidarios de Harris señalan su pasado y presente.

Mientras fue fiscal general de California, Harris tuvo causas que resultaron en casi $7.200 millones (alrededor de $22 por persona en Estados Unidos) en multas para las farmacéuticas.

Su voto para aprobar la Ley de Reducción de la Inflación del presidente Joe Biden allanó el camino no solo para la negociación de precios de Medicare, sino también para un límite anual de $2.000 en el gasto total en medicamentos de los beneficiarios de Medicare y un límite de $35 en sus suministros mensuales de insulina.

“En los Estados Unidos de América, ningún adulto mayor debería tener que elegir entre llenar su receta o pagar su alquiler”, dijo Harris el 15 de agosto en su primera aparición conjunta con Biden desde que el presidente  abandonara la carrera por la reelección.

Si es elegida presidenta, ha prometido extender tanto el límite anual de gastos en medicamentos como el límite del precio de la insulina a todos los estadounidenses con seguro, no solo a aquellos con Medicare.

Harris también respaldó una política polémica que, en algunos casos, permitiría al gobierno federal inyectar más competencia en el mercado al incautar las patentes de algunos medicamentos costosos desarrollados con fondos federales.

Doug Hart, de 77 años, de Tempe, Arizona, ha estado gastando alrededor de $7.000 anuales en medicamentos recetados. Un medicamento que toma para prevenir coágulos de sangre costará menos bajo las negociaciones de precios de Medicare. El presidente retirado de un sindicato dijo que la disminución será considerable y es una de las razones por las que apoya a Harris.

“Los republicanos votaron en contra de la negociación de precios de Medicare. Harris rompió el empate en el Senado para permitirlo”, dijo Hart, quien es miembro de la junta de la Alianza de Jubilados de Arizona, que trabaja para movilizar a miembros y sindicalistas retirados en temas progresistas.

Si bien como partido los republicanos siguen siendo más favorables a la industria farmacéutica, Trump ha estado dispuesto a desafiar la ortodoxia del GOP tomando medidas para combatir los altos costos de los medicamentos.

Durante su administración, trató de vincular los precios de los medicamentos en Medicare con los precios internacionales más bajos, una propuesta que el instituto de investigación de salud de PricewaterhouseCoopers estimó que costaría a cinco fabricantes de medicamentos hasta $500 millones de dólares al año.

Lo que se conocía como la regla final interina de “nación más favorecida” fue bloqueada debido a desafíos legales y luego fue rescindida por la administración de Biden.

Trump emitió una regla que establecía un camino para importar medicamentos de Canadá y otros países, con Florida convirtiéndose este año en el primer estado en obtener la aprobación federal para importar algunas recetas de Canadá. Pero las acciones del estado se frustraron por la resistencia de Health Canada, el departamento del gobierno canadiense responsable de la política de salud nacional.

Y en su sitio web de campaña, Trump publicó un video en el que cuestionaba si los problemas de salud infantil son el resultado de la “sobre recetar” medicamentos.

“Con demasiada frecuencia, nuestro establishment de salud pública está demasiado cerca de Big Pharma; ganan mucho dinero, Big Pharma, las grandes corporaciones y otros intereses especiales, y no quieren hacer las preguntas difíciles sobre lo que está sucediendo con la salud de nuestros hijos”, dijo. “Si Big Pharma engaña a los pacientes y contribuyentes estadounidenses o antepone las ganancias a las personas, se los debe investigar y responsabilizar”, agregó.

Trump no ha dicho mucho sobre los precios de los medicamentos en su campaña de 2024, pero sus aliados y ex asesores dicen que sigue comprometido a reducir los precios de las recetas, si es reelegido.

Probablemente, Trump se enfocaría en aumentar la competencia de genéricos y biosimilares, importar medicamentos fabricados, pero que en la actualidad se venden en el extranjero, y limitar los costos de bolsillo de la insulina, según ex funcionarios de su administración.

Otros objetivos podrían ser reducir los precios de los medicamentos en el programa 340B de Medicare, que requiere que los fabricantes proporcionen fármacos para pacientes ambulatorios a precios reducidos a organizaciones de salud elegibles que atienden a pacientes de bajos ingresos y sin seguro.

“El tema número 1 que le importaba mientras estaba en la Casa Blanca, y sigo escuchándolo hablar, es reducir los precios de los medicamentos”, dijo Theo Merkel, investigador senior en los think tanks conservadores Paragon Health Institute y Manhattan Institute. Merkel también fue asistente especial de Trump en la Casa Blanca. “Estoy seguro de que estará arriba en la agenda”, agregó.

Catherine Hill, vocera de la Asociación de Investigación y Fabricantes Farmacéuticos de América, o PhRMA, dijo que el grupo comercial de la industria espera colaborar con cualquier futura administración presidencial.

Criticó el plan de negociación de precios de Medicare de la administración Biden, así como el plan de Trump de alinear los precios con los de otros países. Este mes, la administración anunció nuevos precios reducidos para 10 medicamentos en el programa tras negociaciones entre el gobierno federal y las farmacéuticas. Los costos más bajos entrarán en vigencia en 2026.

“Los controles de precios anteriores adoptados por la administración Biden amenazan con frenar esa innovación”, dijo Hill. “Socavar las protecciones de la propiedad intelectual y tomar ‘prestados’ los controles de precios de otros países subestimará aún más la innovación y amenazará el acceso de los pacientes a los medicamentos”.





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